Tito Nieves se siente en Colombia como en su casa, pues como intérprete de salsa sabe que el país ha adoptado este género como suyo y respalda a los salseros. Temas como Fabricando fantasías, Señora ley y El amor más bonito son obligados en las fiestas familiares y permiten que, el también llamado Pavarotti de la salsa, siga vigente.
Hace pocas semanas regresó al país a una serie de conciertos y aprovechó para también promocionar Soy, una canción que va más allá de ser un tema musical, pues es un homenaje que Tito le quiere hacer a su colega Willy Chirino en sus 50 años de carrera. Pero no lo hace solo, una especie de casualidad lo llevó a enterarse de que Gilberto Santa Rosa, con quien se conoce hace cuatro décadas, tenías las mismas intenciones y terminaron grabándolo juntos en un estudio. Así lo contó a revista Vea en una charla donde también recordó sus inicios, así como los momentos que le han costado y hoy ve desde lo aprendido.
Sigue a la Revista Vea en WhatsAppTito Nieves no jugaba con juguetes tradicionales
Tito nunca quiso ser médico o bombero. En su casa lo supieron desde niño. “Yo era uno de esos niños que no jugaba con los carritos o los juguetitos; me gustaban las cosas musicales. Yo tomaba el palo de escoba y hacía la mímica. Y era un micrófono”, comenta Nieves.
En su casa cuando su familia se sentaba frente al televisor y había alguien tocando algún instrumento en un programa de entrevista, Tito quedaba prendado del músico de turno, allí decidió que ese sería su futuro. “Siempre quise ser músico, cantante. Yo tocaba batería, tocaba bajo, un poco de guitarra. Pero más me dominó a la voz, me encanta la voz”.
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La primera que supo que el pequeño tenía talento fue su propia madre. Y es que Tito dejaba ver su talento en el coro de la iglesia donde hizo sus pinitos interpretando los cánticos tradicionales.
A los 16 años ya era telonero y le hacía coros a Héctor Lavoe, el cantante. Recuerda que sentía emoción solo de ver al público, aunque en realidad estaban pagando o esperando por ver a Lavoe. Luego su carrera crecería poco a poco, canción tras canción hasta convertirse en toda una leyenda viviente.
En una charla sobre lecciones aprendidas y eventos importantes naturalmente no se podía pasar por alto el fallecimiento de uno de sus hijos, Ommi de 24 años ocurrida por un cáncer en 2004, y a quien en su momento también le dedicó una canción. Sobre ello tiene claro las lecciones que este episodio le dejó: “La primera es: si tienes hijos, asegúrate de llamarlos y decirles, cuanto los amas, que no se pase un día sin ese abrazo. La segunda elección sería que la vida no se hizo para entenderla, se hizo para vivirla. Y, la más importante de todas, es que los hijos no son tuyos. Son de Dios”.
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La partida de su hijo y una afección cardiaca han sido solo algunas pruebas para que Pavarotti de la salsa sienta agradecimiento y con la fuerza suficiente para seguir cantando. Empezó a ser llamado así a comienzos de los 80 cuando grababa en un estudio y le pedían que se alejara del micrófono un poco porque su voz opacaba por completo a otras. Su poderosa voz seguía siendo así a pesar de que Tito retrocedía hasta la pared donde simplemente ya no podía hacerlo más.