Así se veía Emmanuel Restrepo, de Rigo, a los 7 años, cuando empezaba a ser actor

El actor Emmanuel Restrepo encarna a uno de los villanos más queridos de la televisión colombiana de la actualidad.

Por Redacción Vea

03 de diciembre de 2023

Emmanuel Restrepo se encuentra en medio del furor del espectáculo nacional gracias a su papel dentro de una de las novelas más vistas en la actualidad. Se trata de Rigo, serie inspirada en la vida real del ciclista Rigoberto Urán. En la producción, el artista de 31 años interpreta a Carmelo Rendón, un joven caprichoso y malcriado que tiene enemistad con el deportista oriundo de Urrao e interpretado por el actor Juan Pablo Urrego.

Recientemente, el intérprete compartió en sus redes sociales una tierna foto con la que se sintió conmovido y con la que emocionó a sus seguidores. Se trató de una imagen en la que se le veía, siendo tan solo un niño disfrazado de payaso. En la fotografía se le ve usando un traje colorido, con un enorme moño en el cuello, y un gran sombrero.

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Así se veía Carmelo, de Rigo, cuando era un niño

“Lloro, lloro de felicidad y de emoción. Lloro al lado de ese niño de 7 años que empezó a hacer teatro y que nunca se imaginó que un día lo iban a premiar por vestirse de payaso todas las noches”, redactó el actor que también ha participado en producciones como La primera vez, Yo soy Franky y Noticia de un secuestro. Emmanuel está muy orgulloso de su personaje, de hecho, suele presumirlo en su cuenta de Instagram constantemente.

“Este es un proyecto hermoso y apasionada, es la historia del colombiano de a pie que pedalea fuerte y duro por lo que quiere (...) Yo defenderé siempre a mis personajes, y lo que diré de Carmelo es sencillo: todos queremos ser como Rigo; y eso es lo que quería él, igualarlo en todo, lograr su éxito”, redactó.

El personaje ha causado muchas risas dentro de los televidentes. A pesar de ser un villano, ha generado una enorme empatía por su inocencia en medio de su maldad. De hecho, él mismo compartió la experiencia que vivió con su mamá, quien un día lo llamó por teléfono pero no podía hablarle de la risa.

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“Hoy mi mamá me llamó como a eso de las 8:10 p.m., más o menos, no podía hablarme muy bien porque la risa no la dejaba; yo sólo alcanzaba a entenderle: “Carmelo no se pudo desenchocolar”, y una carcajada volvía a empoderarse de su discurso. Yo al otro lado, cansado, mientras salía de trabajar durante todo el día, sólo pude sentir “un fresquito” muy grande, pensé: valió la pena estar en la mierda (real y metafóricamente hablando). Valió la pena la vida entera. Las risas, los comentarios de la gente, los gritos por la calle, los videos de las personas hablando y diciendo “frisoles”, todo eso hace que valga la pena. Gracias infinitas por Carmelo”, redactó.

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