Una de las películas más esperadas para este fin de año era Avatar: el regreso del agua, dirigida por James Cameron, que también arrasó en las taquillas mundiales, con unos ingresos estimados en 434,5 millones de dólares, de los cuales 134 vienen de los cines norteamericanos, aunque se estimaba que pudiera alcanzar 175; los otros 300 corresponden a las salas del resto del mundo, aunque se espera que llegue a los 350 millones de dólares. Igualar o superar a su predecesora dependerá del tiempo que logre mantenerse en taquillas.

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¿Tendrá escenas post créditos?

Una de las preguntas que más se hicieron los aficionados del cine, tenía que ver con las escenas post créditos. Avatar: el camino del agua tiene una duración de 192 minutos, y muchos espectadores se estarían planteando abandonar la sala al terminar a proyección. Sin embargo, otros pensaban que sería un peligro perderse algún detalle durante los créditos finales, que pudiera adelantar algo de las próximas entregas, teniendo en cuenta que las escenas post créditos se han convertido en todo un clásico de las sagas de superhéroes.

Para tranquilidad de los fanáticos, una vez acabe el filme pueden levantarse de sus sillas y abandonar la sala, pues Avatar: el sentido del agua, no tiene una secuencia extra, ni durante ni después de los créditos finales. ¿La razón? Cameron ha rechazado todo tipo de comparación de la franquicia de ciencia ficción con otras sagas, especialmente con las del Universo Cinematográfico Marvel.

Para quienes no han visto esta secuela, Filmaffinity dejó la sinopsis: “los Na’vi Jake Sully, Neytiri y sus hijos viven en paz en los bosques de Pandora hasta que regresan los hombres del cielo. Entonces comienzan los problemas que persiguen sin descanso a la familia Sully, que decide hacer un gran sacrificio para mantener a su pueblo a salvo y seguir ellos con vida”.

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Son múltiples los comentarios que han surgido en redes sociales sobre la película. “Un alucinante espectáculo visual sin nada que contar, un escaparate del 3D más inmersivo y realista que uno puede imaginar, pero sus 192 minutos, ofrecen escasa sustancia temática o narrativa”, “un milagroso espectáculo visual. Busca el máximo entretenimiento, y conmoción, y risa, tensión y lágrima, no hay modo de salir de ella ni un solo instante”, dicen algunos espectadores.