Hace un buen tiempo que el desenlace de una historia en televisión no era el centro de la polémica, como ocurrió en días pasados cuando Ana de nadie terminó. Apenas se emitió la escena final, se generaron en redes comentarios diversos, que indicaban que no estaban de acuerdo con el final, que no lo habían entendido o que estaban seguros de que vendría una nueva temporada de la historia protagonizada por Sebastián Carvajal y Paola Turbay. También hay que decir que otros aplaudieron un epílogo distinto y ajustado a la realidad.
Sobre ese final, cómo se llegó a él, lo que deseaban sus escritoras generar en el público y la probabilidad de una segunda temporada revista Vea habló con Gilma Peña, quien escribió a cuatro manos con Jimena Romero la trama basada en una historia que en la década de los 90 creó el padre de Jimena, Bernardo Romero, que llevó como título Señora Isabel.
Sigue a la Revista Vea en WhatsApp¿Cómo llegaron al final de Ana de nadie, es decir, qué tuvieron en cuenta para ello?
No puedo hablar del final de Ana de Nadie sin hablar del principio, porque esta historia es una versión de Señora Isabel, escrita hace 30 años por Bernardo Romero y Mónica Agudelo. Y así como Bernardo y Mónica se enfrentaron al reto de darle a Isabel un final que correspondiera a esa gran historia enmarcada en su época, Jimena Romero y yo, elegimos el que respondiera a las valientes decisiones de una heroína de nuestra época y nuestro contexto.
¿Sintieron o pensaron en algún momento que algunos televidentes quedarían algo insatisfechos?
Siempre que los escritores nos enfrentamos al final de nuestras historias, estamos pensando en el público que acompañó las luchas de los personajes. Y aunque sabíamos que el final que planteamos podía generar cuestionamientos, también sabemos que al público le gusta que los giros de la historia lo sorprenda, le genere emociones y lo haga cuestionarse y hacer parte de las decisiones de los personajes. Por eso el final permite de alguna manera que la historia continúe siendo escrita por el televidente.
Jimena Romero en una publicación expresa que el final de la novela es como la vida misma y no se cierra del todo con la palabra fin porque sigue, ¿esa era la idea, que cada televidente determinara la manera en que la vida sigue para Ana?
Sí, así es. Quisimos hacer al público partícipe de la construcción de ese final.
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¿Ana de nadie tendría segunda temporada?
Por el final algunos cibernautas han creído que podría haber segunda temporada ¿es esto posible? ¿Lo han pensado o ha habido alguna charla con el canal para ello?
Frente a una historia que logra llegar al corazón del público de una manera tan especial, suele ocurrir que los canales y productores piensen en una segunda parte. Supe que los ejecutivos del canal RCN lo consideraron y por ahora solo puedo decir que me encanta como logramos construir esta historia, tocando tantos temas tan sensibles. Me encanta el viaje por el que transitaron todos los personajes y los finales de cada uno de ellos, así es que puedo despedirme tranquila y sentirme satisfecha si este es el punto final.
Hay televidentes que quieren algo más claro y preguntan si terminaron juntos, es decir ¿Joaquín y Ana volvieron en esa escena final o solo de trata de una visita de él a ella?
Tendríamos que escribir una segunda parte para contarles. (jajaja)
También hubo críticas porque el hijo de Joaquín no respetó nunca a Ana y hay incluso quienes afirmaron en redes que él fue el gran triunfador, ¿qué opinas?
El hijo de Joaquín fue un personaje hermoso, muy importante para la historia, que interpretó el actor Samuel Montalvo, logrando despertar muchas emociones en el público, porque representó a todos esos hijos de parejas separadas que expresan su necesidad de tener a sus padres juntos, y eso indudablemente genera cuestionamientos sobre la decisión de romper el nido y todos los nuevos acuerdos a los que hay que llegar para seguir funcionando como familia. Creo que al final, Teo tuvo una lectura positiva de toda la situación porque Ana se ganó su respeto ayudando a su padre a irse a perseguir sus sueños, y porque Joaquín nunca dejó de ser padre por tener una nueva pareja, y siempre trató con respeto y afecto a Magdalena.
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Finalmente, ¿barajaron varios finales o siempre quisieron que fuera así?
Sí consideramos diferentes finales, pero Jimena y yo siempre tuvimos presente que Ana no podía renunciar a ejercer su profesión, porque en esta versión de Señora Isabel, que la protagonista cumpliera su sueño de desarrollar su carrera, fue un elemento dramático nuevo e importante que, sabíamos, iba a encontrar identificación y empatía con aquellas mujeres que a sus 50 años se están reinventando. Por esta razón, ella tampoco podía permitir que Joaquín renunciara a su sueño, y fue necesario un paso de tiempo en donde Ana y Joaquín pudieran reencontrarse. Este final es un aplauso a esos nuevos comienzos.